Entrevista a Ana María Bovo

Contar Cómo Se Cuenta

 

“…Cuando uno puede registrarse como una buena escucha, sabiendo oír primero es que luego se habilita la voz para dar cuenta de la experiencia ajena y de la propia”.

 

La actriz, docente, narradora de historias, dramaturga y directora teatral Ana María Bovo estuvo en el Auditorio Mauricio López en la Pre Feria del Libro 2009 y dialogó con Contenidos sobre sus experiencias y el espectáculo que vino a presentar a San Luis.

Para contar como se cuenta, la narradora aprendió escuchando “ yo aprendí escuchando sin saber que me iba a dedicar a esto profesionalmente, disfrutando las voces de los adultos, de mi infancia, contando cosas que no me estaban destinadas ”, ella asegura que antes no existía un espacio, por lo menos en las costumbres familiares, donde contarles algo a los chicos sino que los chicos como participaban de la vida de los adultos, les quedaban las miguitas de las conversaciones de los mayores “ … y habían miguitas muy sabrosas ”. A veces una conversación entusiasta encerraba un secreto por lo cual se bajaba la voz, o se empezaba a hablar en piamontés y todo aquello que no se entendía era más excitante y más atractivo.

Con el talento suficiente para conservar la atención del oyente Ana María Bovo afirmó que hoy los chicos tienen más protagonismo y expresión dentro de la casa, a veces son mucho más locuaces que los padres y por ahí sufren la falta de relatos entre los adultos también, no solo los que le podrían contar a ellos sino también la falta de relato entre los adultos de la familia. Aunque pueden participar de narraciones telefónicas o las narraciones que se pueden dar en un viaje en colectivo o dentro de un coche, ahora se han transformado en ambulantes los lugares que se puede contar.

Cualquier oportunidad es buena para relatar asegura la narradora, pero hay que contar con el deseo del adulto de participar a otro de alguna historia “ …y muchas veces no sabemos cuántas historias nos habitan, basta una pregunta para desatar un recuerdo, y un relato le da forma a ese recuerdo y ese relato despierta a otro ”.

En su experiencia como docente a veces Bovo se encuentra con alumnos que dicen “ yo no tengo nada para contar ” y dos meses más tarde habían armado un tesoro que tenían alojado en su memoria y lo han convertido en textos orales “ por lo tanto yo estoy convencida de que todos tenemos mucho para contar ”.

El Arte de Narrar

Creo que mi origen está ahí en mi infancia, claro que en ese momento no lo sabía. Por ejemplo había muy pocos españoles en el pueblo y mi abuelo era andaluz, entonces atraía mucho, cualquier visita que tuviera algo de acento español y solía venir una señora que era de castilla, mi abuelo era andaluz, tenia un muy buen decir aquella señora y se demoraba mucho en el brocal de pozo, hablando con mi abuela, entonces mi abuelo le decía cuando venía, por ejemplo a buscar una cebolla como excusa, ‘ doña Felipa le salió un brote a la cebolla', es decir que el relato era tan largo que permitía que se brotara la cebolla durante el

Para Ana María los que permiten con su conversación que salga un brote, en lo que tengan cerca, en la memoria del que está adelante, están siempre dejando simiente “ y creo que en mi, felizmente, han germinado

El Show

Un espectáculo escenográficamente muy despojado muy austero, porque su modelo es justamente imitar a las narradoras y narradores espontáneos, entonces no necesita otra cosa que sus manos en el aire, sus gestos y solo una silla en el escenario “ pero el teatro va estar poblado de la proyección de la gente, el escenario de voces, de personajes, de situaciones que logran arrancar a los espectadores de su sitio y llevárselos al espacio mítico donde suceden las historias ”.

La narradora explica cómo su padre le enseñó a contar cuentos “… y de pronto todo el público está conmigo en el corredor de la mueblería ”, se amontona a los muebles y su padre aconseja a los novios qué clase de juego comprar, de pronto los lleva a un jardín de una casa inglesa donde hay una casa de muñecas… Esto le permite al público viajar a bajo costo con las alas de la imaginación a través de sus palabras y sus gestos.

Se aprende a contar cuentos, no es una tarea sencilla, primero hay que saber oír, eso implica dejar que otras voces fluyan y postergar la propia… es un sacrificio muy grande, “ …quien pueda atravesarlo yo creo que tiene la promesa por delante de poder ser un buen narrador y me parece que un secreto fundamental es saber distinguir lo que no debe ser contado ”, a partir de que un narrador distingue a que tiene que renunciar, empieza a conformar un texto o un relato que puede ser atractivo para un espectador.

Para Bovo lo más difícil es distinguir lo que le gusta a un narrador de lo que le puede llegar a interesar al público. En este reparto de la elocuencia aunque aparentemente el espectador está en silencio, está activo todo el tiempo si el narrador no dice todo le permite al espectador participar, luego hay herramientas como el ritmo de gestualidad, matices de la voz y otras tantas cosas pequeñas de interpretación y sutiles que potencian un trabajo.

Antes que nada saber oír, y después distinguir lo que no debe ser contado

Yo soy una afortunada porque intenté contar cuentos en una ciudad como es Buenos Aires, aparentemente una ciudad muy hostil para detenerse a escuchar historias. Yo me propuse empezar a contar en los colegios secundarios y fue una aventura, porque un grupo de profesores de letra me lo propusieron y afortunadamente cada vez que iba a un colegio, al año siguiente me volvían a llamar porque los chicos lo pedían ”.

En relación a la formación intelectual necesaria para ser narradora Ana María afirma que hay muchos narradores maravillosos que ella ha conocido que son iletrados “… por lo cual confío mucho en la cultura de la sangre, lo que Yupanqui llama la cultura de la sangre. Obviamente la formación ayuda pero tener el sentido de la experiencia es fundamental para narrar ”.

Y cuando se refiere a la cultura de la sangre la artista cree que la cultura de la sangre conlleva un don, la delicadeza para percibir el mundo, la delicadeza para percibir a los otros, el saber callar a tiempo el saber decir una palabra a tiempo, el contacto con la naturaleza, una falta de hábito en la percepción, que aquello muy pequeño que acontezca un día pueda ser percibido “ …aunque ello esté siempre delante de tus ojos ”.

Ana María Bovo cuenta…

Un buen narrador es aquel que viendo pasar siempre al mismo carro y en el mismo carro el mismo carrero y debajo del mismo carro el mismo perro cada día, percibe cuando un día el carrero tiene el mentón más cerca del pecho y cuando el perrito también tiene la cabeza gacha, sutiles movimientos que perciben quienes llevan la cultura de la sangre que coincide creo con aquellos que tienen un profundo respeto por las otras personas, un profundo respeto por lo que significa una palabra, por lo que significa un silencio y que no se habitúa a ver el canto de los pájaros como un banda de sonido de fondo sino como algo que puede estar en primer plano todo el tiempo.

Yupanqui en una entrevista decía que cuando en un rancho estaba la brasa encendida y de pronto uno tomaba la guitarra y se le adivinaba el deseo de confesar algo de todo los que estaban… el cigarrito en esa ronda en torno del brasero, empezaban apartarse la mayor parte y quedaban uno o dos al lado de ese paisano que iba a cantar con su guitarra, el decía que aquel recital inicial se convertía en confidencia solo era para unos pocos. Creo que mi desafío es convertir una confidencia en recital lograr que todos puedan quedarse y asistir al acto más íntimo de susurrar un secreto al oído y eso no es por violentar o violar un secreto sino por compartir en un halo los sutiles perfumes de la experiencia. Creo que mi desafío es ese.

Contenidos Nº 12 San Luis, Jueves 25 de Marzo de 2010

 

Ana María Bovo

Actriz, docente, narradora de historias, dramaturga, directora teatral

Maestra Normal Nacional
Profesora en educación pre-escolar
Egresada de la Escuela de Teatro de Buenos Aires

Currículum